Caminando la W de las Torres del Paine — Día 1

Caminando la W de las Torres del Paine — Día 1
12/01/2015 2 comentarios América, Chile, Viajes Carlos V. Ho Diéguez

Esta es la segunda entrega de un relato detallado de mi experiencia recorriendo a pie la ruta de la W invertida en el Parque Nacional Torres del Paine, en la Patagonia chilena.  Puedes leer otras entregas y un resumen de todo el viaje aquí.

Recorrido del día 1 en la W invertida en las Torres del Paine, Chile
Recorrido del día 1 en la W invertida en las Torres del Paine

Evidentemente, las mañanas en la Patagonia son frías, pero por suerte hay agua caliente en Puerto Natales. La aprovechamos y disfrutamos de una ducha caliente; quién sabe si en las Torres del Paine podremos disfrutar de estos lujos. Nos ponemos nuestra ropa de día (llevamos ropa de noche, la cual trataremos de mantener seca para estar cómodos en el campamento, y ropa de día, la cual probablemente tiraremos a la basura al volver del viaje) y terminamos de preparar nuestras mochilas. Desayunamos con una familia británica con dos niños entre ocho y diez años que están disfrutando de un sabático viajando por Suramérica. Han pasado varios meses recorriendo Perú y ahora se disponen a hacer la W invertida en Torres del Paine, como nosotros. Barry bromea con ellos de que esto será una carrera, y que parece que tenemos las de perder. Sabemos que los niños probablemente están en buenas condiciones físicas, y el padre tiene un aspecto más saludable que nosotros, a pesar de ser considerablemente mayor. Barry le comenta que nosotros estamos viejos y gordos. —No le eches la culpa a la edad —él replica—. Mírame a mí, tengo 51 años y he hecho el Camino del Inca, así como otros treks en Perú. —Buen punto —comenta Barry—. Diré entonces que estamos gordos solamente. —Si sobrevivimos a esto, pienso yo, trataré de hacer más ejercicio y seguir practicando el trekking. Estoy seguro que esto me encantará.

Una mañana en Puerto Natales, Chile
Una mañana en Puerto Natales

Nuestro transporte al rodoviario, la terminal de autobuses de Puerto Natales, arriba y nos anuncian que nos tenemos que ir ya. El autobús de la empresa Buses Pacheco saldrá en quince minutos hacia Torres del Paine y no hay tiempo que perder. En unos minutos (Puerto Natales es pequeño) nos encontramos a bordo del autobús, donde seguimos presas de la emoción, charlando sobre lo que se avecina y otros planes de viajes. Niko quiere ir a la cumbre del Kilimanjaro el próximo año y busca compañeros para la aventura. Yo me dedico a charlar con el padre británico sobre su experiencia del sabático y cómo están lidiando con la educación de los niños, puesto que es algo que me gustaría hacer con mi familia en algún momento. —No nos preocupa la educación —dice él—. Somos profesores, conocemos bien el currículum académico de las escuelas. Pero lo que nuestros hijos van a aprender durante este viaje es mucho más importante que lo que aprenderían en la escuela. —No puedo estar más de acuerdo. Los viajes me han dado algunas de las lecciones más importantes de mi vida, sobre tolerancia, respeto, y apreciación de la diversidad de culturas y etnias. Se trata de algo que quiero cultivar en mi hijo y por lo cual quiero viajar con él todo lo posible, y justamente una de las razones por las cuales me atrae tanto la idea de un sabático.

Cartel de la Ruta del Fin del Mundo, Chile
La Ruta del Fin del Mundo

—Mira allí, en ese lago —me dice mi nuevo amigo—. Son flamencos. —No tenía idea de que estas aves se podían encontrar en estas latitudes; siempre las relacioné con climas tropicales. Pero resulta que hay una especie, el flamenco chileno, que pasa los veranos en estos parajes tan fríos. Es otra de las razones por las que amo viajar, porque me permite mejorar de forma práctica mi conocimiento en zoología, historia o geografía, por mencionar algunas áreas de estudio. En el camino hacia el parque nacional también vemos gigantescas aves parecidas a los avestruces, conocidas como ñandúes, y un mamífero similar a las llamas y alpacas, de menor tamaño, el guanaco. Estos retozaban por los pastos mientras miraban nuestro autobús con curiosidad, o en algunas ocasiones ocupaban la carretera pero rápidamente se alejaban de la misma a nuestro paso. Eventualmente, el británico volvió a señalar hacia el lado izquierdo del autobús, indicando esta vez que allí están las torres. Efectivamente, podíamos apreciar un macizo majestuoso que se imponía sobre el resto del paisaje, con una enorme cantidad de nubes recorriendo y tapando muchas de sus cimas. —Pareciera que nos dirigiéramos a Mordor —comenté yo a mis compañeros. La vista era, sin embargo, preciosa, especialmente con los guanacos en primer plano.

Guanacos y macizo del Paine, Chile
Guanacos y macizo del Paine

Una vez en la portería de Laguna Amarga, una guardaparques subió a nuestro autobús para comentarnos el proceso por el que pasaríamos a continuación, y las reglas más importantes del parque, entre ellas, la prohibición de hacer fuego y la obligación de utilizar solamente cocinillas de gas en los lugares habilitados para ello. A pesar de que esto parece ser cosa de sentido común, muchos visitantes ignoran esta regla, causando grandes daños al parque; en el 2011, un turista extranjero ocasionó un incendio al encender una fogata que consumió casi un cuarto de la superficie del parque. El fuego se originó cerca del refugio Grey, el cual es la parada de nuestra primera noche, así que Barry nos advierte que probablemente veremos un paisaje desolador que nos recordará el alcance de la estupidez humana.

Una vez completado el formulario requerido por los guardaparques y pagada la tasa del parque nacional, mis compañeros y yo nos dirigimos de vuelta al autobús. Sin embargo, hace un día precioso y desde aquí se pueden contemplar perfectamente las torres, así que nos retamos a una ligera carrera hasta un mirador cercano para maravillarnos con la vista y hacer unas cuantas fotos. El macizo del Paine sigue cubierto con nubes, pero el sol inunda con su luz casi todo el parque. Es un bonito contraste.

Contemplando el macizo del Paine en Laguna Amarga, Chile
Barry contemplando la vista en Laguna Amarga

Nuestro camino nos lleva a seguir en autobús hasta Pudeto, a orillas del lago Pehoé, desde donde tomaremos un catamarán para llegar al refugio Paine grande, donde empezaremos oficialmente la W invertida. Como nos queda una hora hasta que parta el navío, Barry nos sugiere calentar motores con una caminata corta hasta el Salto Grande, el punto donde las aguas del lago Nordenskjöld se precipitan hacia las del lago Pehoé en una bonita cascada. No debería tomarnos mucho tiempo, ya que es si acaso un kilómetro o dos, pero Barry subestima el tiempo que toma viajar con dos fotógrafos apasionados. En el camino, Niko y yo hacemos fotos del lago Pehoé con el catamarán, de los imponentes picos conocidos como Los Cuernos, la montaña Paine Grande, y por supuesto, al llegar a la cascada, subimos y bajamos por todos los senderos posibles para captar toda la belleza del lugar con nuestras cámaras.

Catamarán en el lago Pehoé, Chile
Niko haciendo fotos del catamarán en el lago Pehoé

La vista más impresionante es la de los rápidos que se forman antes de la cascada con Los Cuernos y Paine Grande de fondo, con un cielo azul pero repleto de nubes. En eso miramos el reloj: faltan quince minutos para la partida del catamarán. Apretamos el paso para regresar lo más rápido posible al muelle del lago Pehoé, pero a falta de cinco minutos, estamos todavía en la orilla opuesta. Los motores del catamarán están encendidos, y súbitamente el capitán acelera las máquinas, con lo cual nos da un poco de miedo que nos dejen. El siguiente servicio será dentro de varias horas, lo cual nos impediría llegar al refugio Grey hoy. Pero conforme nos vamos acercando, vemos que los pasajeros siguen esperando afuera del buque; todavía no ha subido nadie. Una expresión de alivio se dibuja en nuestros rostros.

Paine Grande y Los Cuernos en el Gran Salto, Chile
Paine Grande y Los Cuernos en el Salto Grande

Una vez en el catamarán, nos ubicamos en la cubierta para disfrutar del soleado día y las preciosas vistas del lago Pehoé y las montañas. Este lago, como muchos otros del parque, tiene un intenso color turquesa, una tonalidad preciosa que no había visto antes. Mientras el catamarán se desliza sobre sus aguas, contemplamos Los Cuernos y Paine Grande con el contraste del cielo azul parcialmente nublado y el intenso color del lago. El aire se siente limpio, de ese que sólo con respirarlo parece que nos limpia los pulmones, y a pesar de que en la Patagonia las temperaturas no son muy altas, la generosidad del sol y la emoción que sentimos nos mantienen calientes. Este es definitivamente uno de los lugares más hermosos que he visto en mi vida y no puedo dejar de sonreír. Va a ser una aventura espléndida.

Los Cuernos y el lago Pehoé, Chile
Los Cuernos y el lago Pehoé

El catamarán llega a su destino, el muelle del refugio Paine Grande. Es uno de los más grandes del parque, ya que es un punto de tránsito para los que empiezan o terminan una buena parte de las rutas disponibles. Aquí ajustamos nuestras mochilas, utilizamos los aseos, rellenamos nuestras botellas de agua, y nos preparamos para iniciar nuestro trek. El primer día involucra una caminata de 11km desde el refugio Paine Grande hasta el refugio Grey, cerca del lago y glaciar que llevan el mismo nombre. La ruta es moderadamente difícil, debido al desnivel: ambos refugios están a una altura similar, cerca de los 60m, pero el sendero llega hasta poco más de 300m de altura en algunos puntos. Empezamos a caminar con la compañía de Paine Grande y Los Cuernos, pero rápidamente nos adentramos en un valle donde perdemos de vista a las montañas que hasta ahora siempre habían estado presentes.

Partiendo del refugio Paine Grande, Chile
«Es peligroso, Frodo, cruzar tu puerta. Pones tu pie en el camino, y si no cuidas tus pasos, nunca sabes a dónde te pueden llevar.»

Pronto el camino empieza su implacable ascenso y tras algunas cuestas bastante empinadas, me encuentro sin aire, así que aprovecho para descansar entre árboles completamente quemados. Como nos prometió Barry, el paisaje es desolador. No se ven árboles vivos en varios kilómetros de distancia. Aparte del verde de las hierbas y rastrojos, el color que predomina es el negro del carbón. Todo por querer hacer una fogata…

Zona quemada en el incendio de 2011 en Torres del Paine, Chile
Cuánta devastación…

El sendero, siempre sinuoso y generalmente empinado nos lleva a través de arroyos, una pequeña laguna llamada Los Patos, y algunas partes de bosque que lograron escapar del gran incendio del 2011, las cuales son preciosas y nos hacen pensar en cómo se debía ver este recorrido antes de aquel trágico suceso. Tras unas cuestas bastante duras, nos encontramos con un descampado en plena montaña desde donde apreciamos por primera vez el enorme lago Grey. Inmediatamente advertimos que hay témpanos de hielo flotando en el lago, así que las manos de Niko y las mías van a nuestras cámaras. —Tranquilos, ya veremos mucho más hielo —nos advierte Barry. Pero es tarde, y Niko y yo ya hemos dejado las mochilas en el suelo y estamos haciendo fotos a diestra y siniestra. El paisaje es increíble: no sólo se trata del inmenso lago y sus témpanos de hielo; todo esto se encuentra rodeado de montañas con sendos bosques y nieve.

Témpranos de hielo flotando sobre el lago Grey, Chile
Témpanos de hielo en el lago Grey

De paso, aprovechamos para almorzar: deliciosas barritas de cereales, frutos secos y pasas. No suena muy tentador, pero es de consumición rápida y nos aporta buenas cantidades de energía para la caminata. Por suerte, el camino parece no ir más cuesta arriba, así que en teoría no necesitaremos tanta energía como hasta ahora, pero de todas formas hemos recorrido pocos kilómetros, así que nos ponemos las mochilas nuevamente a cuestas y partimos. En poco tiempo llegamos a un claro desde el cual se ve el origen de los témpanos, el gigantesco glaciar Grey. Puede no parecer la gran cosa a tanta distancia, pero su brazo más pequeño mide cerca de un kilométro de ancho. Es la primera vez que veo un río de hielo en mi vida, y es tan hermoso y espectacular como me lo imaginaba. El hielo resplandece entre tonalidades azules y blancas entre las oscuras rocas que rodean al glaciar, con las montañas copadas de nieve de fondo. Realmente la naturaleza es el mejor artista que existe, sus obras de arte son colosales y extremadamente bellas.

Primera vista del glaciar Grey, viniendo desde el refugio Paine Grande, Chile
La maravillosa primera vista del glaciar

Pronto nos damos cuenta de que todavía nos faltan 3km de recorrido, y ya son las 4 de la tarde, así que a pesar de que el glaciar nos llama constantemente, insistiendo en que le hagamos fotos desde otro ángulo a medida que recorremos el sendero, nos negamos, concentrándonos en finalizar estos kilómetros lo antes posible, para poder montar el campamento y acercarnos al mirador del glaciar mientras todavía haya luz solar. Por suerte esta etapa es en su mayoría descendiendo y tras casi tres horas de caminata, finalmente llegamos al refugio Grey. Montamos el campamento lo más rápido posible, dejamos nuestras mochilas, tomamos nuestras cámaras, y partimos hacia un mirador cercano al refugio. Caminamos por un sendero rodeado de árboles, el cual el infame incendio no tocó, hasta llegar a una parte en la cual empezamos a descender hacia la orilla del lago Grey. Al lado derecho, una especie de pequeña bahía escondía añicos de témpanos de hielo, mientras frente a nosotros podíamos contemplar el brazo oriental del glaciar Grey y un precioso témpano de hielo, de un intenso color azul.

Lago y glaciar Grey, témpanos de hielo y trozos de hielo, Chile
La orilla del lago Grey y su glaciar de fondo

Llegamos hasta la orilla del lago, donde los pequeños trozos de hielo desprendidos de los témpanos se acumulaban, y acercando nuestras manos comprobamos lo fríos que están. Nuestras manos inmediatemente quedaron rojas por la baja temperatura. A la distancia, el imponente glaciar nos saluda, invitándonos a acercanos a él para poder apreciar mejor su belleza. Es tentador, y definitivamente mañana intentaremos subir un poco más en el camino hacia el paso Gardner, para aproximarnos lo máximo posible al glaciar. Ahora ya es tarde, y todavía falta preparar la cena, para tratar de dormir y levantarnos temprano. Mañana nos esperan por lo menos los mismos 11km que caminamos hoy, más lo que recorramos en sendero hacia el paso Gardner. Cansados, pero emocionados tras nuestro primer día de caminata en un entorno tan especial, empezamos el retorno a nuestro campamento. Hasta mañana, glaciar Grey.

Detalle del glaciar Grey, Chile
Gusto en conocerte, glaciar Grey
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  1. 1

    Barry Swan

    La emocion por ver el glacier no es solo por la primera vez – fue espectacular para mi tambien. Es cierto lo que dices, la naturaleza es la mejor artista que hay, y en el parque hay tantas cosas, los lagos, montañas, bosques, glacieres etc.
    Me preocupaba que dañariamos a nuestras bocas por sonreirnos tanto!

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    1. 1

      Carlos V. Ho Diéguez

      Estoy seguro que tomará muchos viajes a distintos glaciares del mundo para que deje de ser espectacular. Y aún así, creo que cada vez que veas uno, no podrás dejar de maravillarte, por muy acostumbrado que estés. La naturaleza hace obras hermosas…

      Responder

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