¡Ata logo 2013, qué sopá 2014!
¡Ata logo 2013, qué sopá 2014!
Cada uno de los últimos ocho años de mi vida me ha traído muchísimas cosas, sobre todo viajes, pero hasta ahora, ninguno ha sido como el 2013. Ha sido un año que ha traído algunos de los cambios más significativos de mi vida.
El más importante se trata de una personita especial, mi pequeño viajante. Nuestro querido Víctor Enrique llegó durante una fría primavera madrileña, y nuestra vida cambió para siempre. Un hijo acarrea mucho trabajo y responsabilidades, pero también algunas de las experiencias más bellas para un ser humano. En un libro sobre viajes leí una frase que decía «si quieres maravillarte redescubriendo el mundo, viaja con tu bebé». Y no hace falta viajar, realmente en tu día a día ves cómo tu hijo se asombra con cosas que tú ya tienes demasiado vistas. Recuerdo cuando llevamos por primera vez a nuestro pequeño a la playa, y la emoción que sentí cuando vi cómo contemplaba con detenimiento y asombro las olas del mar. No me lo esperaba, y en ese momento recordé esa frase; estaba redescubriendo el mundo a través de los ojos de mi hijo.
Por supuesto, el 2013 también me dejó varios viajes, muchos menos que en años anteriores, y por una buena razón, pero me atrevería a decir que aún así viajé más que la persona promedio. Muchos amigos pensaron que dejaríamos de viajar tras nacer Víctor Enrique, y varios se asombraron de ver adónde íbamos y cómo nos las arreglábamos para seguir dedicándonos a una de nuestras grandes pasiones ahora que somos tres. Viajar con un bebé evidentemente es más pesado, pero no imposible, como bien me había mostrado antes Pau Solbes, de El Pachinko, un gran viajero que a pesar de tener dos hijos, eso no le ha impedido seguir dedicándose a viajar. Si estás por tener un bebé, recomiendo que leas su blog, para que te des cuenta de que no es tan difícil e incluso es maravilloso viajar con tus hijos.
En nuestro caso, nosotros hemos aprendido a preparar las maletas para viajar con un bebé (olvídate de viajar sólo con equipaje de mano, un bebé requiere bastante equipaje), a buscar hoteles que incluyan cunas o llevar nuestra cuna portátil, y a comprender que ya no podemos esperar salir muy temprano por la mañana del hotel y volver tarde. Pero como dije antes, si bien las cosas cambian, lo vale. Las fotos que hemos hecho de nuestro pequeño viajante frente al Castillo de Malbork, la Torre Eiffel, El Castillo de Chichén Itzá, entre otras, son tesoros preciados que estamos seguros que nuestro hijo algún día disfrutará de ver tanto como nosotros.
Tener un bebé no significa que sólo se puede hacer turismo de ciudad. Natalie y yo nos hemos adentrado en el bosque lluvioso tropical en varias ocasiones, utilizando una cangurera, en la cual nuestro pequeño va muy cómodo y donde suele acabarse durmiendo. También la hemos usado para nuestros viajes de ciudad, y recuerdo una ocasión en que Natalie se quedó en el hotel en Varsovia, mientras Víctor Enrique y yo nos fuimos a explorar la ciudad. Delante de mí, llevaba al pequeño viajante; detrás, la mochila de mi cámara; a un costado, la bolsa con comida, ropa y demás artículos de Víctor Enrique. Mucha gente en la calle me señalaba y me hacían fotos, supongo que les sorprendía ver a un padre tan determinado en viajar. También ayudaba que el pequeño viajante iba con unas gafas oscuras que le daban un aspecto muy gracioso. 🙂
¿Y qué otros cambios han ocurrido en mi vida? En el 2012 tomé varias decisiones para cambiar mi vida, empezando por iniciar una maestría en sistemas ferroviarios. Más adelante se me presentó una difícil decisión: mantenerme mi trabajo estable pero en el que me sentía atascado, o irme a trabajar en un compañía ferroviaria con un contrato de 6 meses. Opté por cambiar mi vida, y finalmente eso acabó en obtener una oferta para trabajar en la nueva línea 1 del Metro de Panamá. Aceptarla fue otra elección difícil. Por un lado, era un buen trabajo, algo que en Europa no iba a conseguir, pero por otro lado, significaba dejar mi Madrid querida, mis amigos de los últimos 8 años, y tantas cosas que me encantan de Europa; por ejemplo, la facilidad de viajar. Pero elegí seguir cambiando mi vida, y en septiembre volvimos a Panamá.
Es la segunda vez que regresaba de Madrid a Panamá, y ambas veces han sido complicadas. Adoro Madrid, y creo que podría vivir allí toda mi vida. Ahora me toca enfrentarme a unos atascos vehiculares increíbles todos los días, y una gran dificultad para viajar. En diciembre quise salir de viaje con mi familia, pero sólo en vuelos se nos iban más de 1000 dólares, incluso a sitios tan cercanos como Nicaragua. Pero si bien extraño a mi querida Madrid, Panamá tiene sus cosas positivas. Dado lo caro que es viajar aquí y que en realidad no conozco tanto Panamá como quisiera, he decidido hacer un viaje interno cada mes de este año. Ya en enero hice dos: fui a bucear al Parque Nacional Coiba con mi compadre David y fui con la familia a El Valle de Antón. Otros destinos que me gustaría visitar este año son el archipiélago de San Blas, el Parque Nacional El Copé, el archipiélago de Bocas del Toro, y la provincia de Darién.
Cuando pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida en el año pasado, no puedo evitar recordar mi viaje a la fiesta de San Juan en A Coruña en el 2012. Medité mucho sobre el significado de las hogueras en ese viaje, en la representación de la quema del pasado y en la búsqueda de un futuro nuevo. En ese momento, Natalie todavía no estaba embarazada, y todavía no había empezado la maestría. Pero supongo que había decidido cambiar mi vida, y a los pocos meses, ya estaban de camino muchos cambios. Ahora sólo espero poder disfrutar de ellos y seguir viajando mucho en el 2014. Sé que lo haré, pues como ya me demostré a mí mismo, uno tiene el poder de controlar su vida, y seguiré viajando, pues no puedo verme en un futuro en el que no le dedique tiempo a mi mayor pasión.
¡Feliz 2014, con mucho retraso!
P.D. Ata logo es hasta luego en gallego, mientras que qué sopá es un saludo informal bastante común en Panamá. El título hace referencia a mi viaje a la fiesta de San Juan en A Coruña y mi mudanza a Panamá a finales del 2013.
Marilyn Diéguez
Gracias por volver a escribir… Me encanta leerlos… Besos!!!
Carlos Ho Diéguez
Jejeje, la mudanza y el inicio del años nos mantuvo muy ocupados, pero ya estamos de nuevo en la faena. 🙂
Iciar
Creo que el mejor regalo que le puede hacer un padre a un hijo es viajar, para crezca sin fronteras. Muy bonito como lo describes.
Saludos y muchos viajes familia!
Carlos Ho Diéguez
Hola Iciar,
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado la entrada y sobre todo, que te haya podido transmitir lo bonito que es para mí el viajar con mi pequeño.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en cuanto al mejor regalo de un padre. A los 6 años, me mudé con mis padres de Panamá a España, y en el verano en el que cumplí 8 años, me llevaron en un viaje en tren desde España hasta Rumanía, pasando por Italia y la antigua Yugoslavia. Fue una experiencia que marcó mi vida y creo que desde entonces he tenido esa predisposición a viajar. Los viajes a su vez me han hecho muy tolerante y comprensivo ante las múltiples culturas que conviven en nuestro planeta, y espero poder hacer lo mismo con mi hijo (o hijos, si en el futuro tenemos más). 🙂