De Diablos y cultura Congo
De Diablos y cultura Congo
Rojo fuego, negro profundo, cascabeles que tintinean al ritmo del baile, barbas largas como lianas, dientes —afilados dientes—, el repique de tambores, caretas que asustan pero a la vez asombran por la fineza de sus detalles…
Cada dos años se celebra en la histórica población de Portobelo el Festival de Diablos y Congos, una cita que busca preservar y potenciar la cultura afrodescendiente, ese sentimiento, esa rebeldía que nos legaron los negros cimarrones de la época colonial.
El tema de este año fue «Cuentos bautismales» y contó con la participación de grupos de diablos de diversas partes del país, que lucharon aguerridamente contra congos y ángeles que los querían bautizar. «Hay que bautizarlos, de lo contrario no habrá tranquilidad en el pueblo» reza la leyenda. Los diablos representan a los esclavistas y los congos a los negros libres que habían escapado de esta esclavitud.
Este año tuvimos la oportunidad de asistir y la verdad es que disfruté mucho del ambiente, de ver tanta gente volcada en las calles, de ver a niños vestidos de diablos y de congos y a las niñas portar su pollera, afianzándose en sus tradiciones; de ver a los participantes mostrando con tanto orgullo sus máscaras y disfraces. Y es que estas vestiduras no se improvisan, esas máscaras tan espeluznantes y elaboradas son algo muy personal que cada diablo prepara y preserva con mucho cariño y cuidado, incluso nombrándolas. —Las máscaras son para nosotros como un hijo. Y cuando tienes un hijo, le pones un nombre, ¿no? —nos comentó Jesús Villalba.
Jesús pertenece a uno de los grupos participantes en el evento, Ganja Pipe, de Santa Rita, Colón, un grupo con casi 20 años de andadura. Entró al grupo con 11 años y siente que toda su vida ha estado involucrado con los diablos.
Yo creo que la importancia de este festival de máscaras y pintura, de cascabeles y tambores, radica en brindar un espacio para la expresión cultural y para la creatividad, una oportunidad para portar con orgullo un traje típico hermoso y sin embargo durante muchos años menospreciado, en permitir a gente que en otro momento sería invisible para la mayoría, vestir los colores de sus antepasados y cobrar importancia, recibir halagos y captar la atención de muchos lentes que inmortalizan ese día, su día.
Sólo una recomendación, si vas en auto, lo mejor es estacionarlo antes de la entrada a Portobelo, al menos si se desea salir temprano, y es que tanto jolgorio y disfrute hacen que sea muy complicado que los celebrantes se aparten de las calles, paralizando el tráfico hasta nuevo aviso. A nosotros nos dieron ese consejo pero no lo tomamos, y nuestro turno para salir tardó 5 horas en llegar.
Jeannette
Lástima el desastre que dejó la policía, desproteger y ser-vil!!!
Carlos V. Ho Diéguez
Bienvenida al perro viajante Jeannette y gracias por el comentario. No estuvimos allí para presenciar eso, pero hemos leído muchísimas quejas al respecto. Espero que en la próxima edición se porten mejor, porque es una pena que manchen una fiesta cultural de esta manera.
cinthia
Hermosas fotografías. excelente reportaje. que sigan exaltando la cultura de nuestro Panamá.
Natalie Michelle Jurado Solanilla
¡Muchísimas gracias Cinthia! y gracias por tu comentario.