Top 10 – Experiencias de viaje de Carlos en el 2011

Va llegando el final del año; un momento empleado comúnmente en nuestra cultura occidental para reflexionar sobre lo que conseguimos en el año que se cierra y las metas que queremos alcanzar el siguiente.  Una de las cosas que me propuse desde que empezamos el blog es escribir a finales de año cuáles han sido mis experiencias favoritas en cuanto a viajes.  Es un buen ejercicio para pensar en los lugares que he visitado y dar gracias por las oportunidades que he tenido para desarrollar una de mis actividades preferidas: viajar.

Así pues, aquí están mis diez experiencias favoritas del año 2011.  Es realmente difícil elegir un orden, pues todas me encantaron, aunque no tengo duda alguna de que mi visita a Camboya fue lo más especial del año.  Espero que esta lista sirva para animar a algún lector a vivir alguno de estos viajes el próximo año.

Al recordar mis viajes del 2011, lo primero que me viene a la mente es que…

1. Presencié al sol teñir escarlata el cielo durante un impresionante amanecer detrás del templo más famoso de Camboya, Angkor Wat, antaño núcleo del poderoso imperio Jemer.

   

2. Comí hasta la saciedad en los famosos hawker centres de Singapur, pequeños centros comerciales donde se pueden encontrar decenas o cientos de puestitos con comida callejera.  Toda una tradición de un país reconocido por su apetito.

   

3. Para celebrar nuestra trigésima década de vida, Natalie, dos amigas y yo nos embarcamos en un crucero por el Mediterráneo, junto con algunos otros familiares y amigos que se sumaron a la experiencia.  Recorrimos Villefranche-sur-Mer, Mónaco, los pueblos de Cinqueterre, Civitavecchia, Nápoles y Palma de Mallorca.

   

4. Gracias a mi traslado temporal a Francia, conocí la Borgoña, región de vinos, buena gastronomía, y muchísima historia.  Beaune y Dijon, capitales del antiguo e influyente Ducado de Borgoña, son unas ciudades muy interesantes y bonitas.

   

5. Visité por primera vez Pekín, donde me maravillé ante la colosal Ciudad Prohibida, conocí la Gran Muralla, y disfruté del pato pequinés y otros deliciosos platos con amigos locales y un primo que está allá aprendiendo mandarín.

   

6. Disfruté de una excelente comida marroquí casera en casas de hospedaje regentadas por familias en Moulay Idriss y Mequinez; un punto final perfecto para unos días de calurosa exploración en uno de las territorios más ricos en patrimonio cultural de Marruecos.

   

7. Conocí las tradiciones de la Semana Santa en Castilla y León, una de las regiones más famosas para contemplar estas fiestas religiosas en España.  Pudimos admirar varias procesiones de las cofradías de Valladolid y León.

   

8. Me cegué placenteramente con la iluminación de la fête des lumières o fiesta de las luces de Lyon, la cual hacía casi imposible moverse por el centro de Lyon sin encontrarse con alguna obra audiovisual en honor a la patrona de la ciudad, la Virgen María.

   

9. Descubrí Lübeck, la ciudad más poderosa de la antigua Liga Hanseática, y por ende, quien dominó el comercio en el norte de Europa por varios siglos durante las edades media y moderna.  Una ciudad con un centro histórico precioso y fácilmente caminable, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.  Y de paso, aprendí como se dice patata o papa en alemán.

   

10. Aprendí cosas nuevas sobre el mundo de los vinos, gracias a las visitas que hice con Natalie y sus padres a los viñedos de la Ribera del Duero, y nuestros viajes posteriores a Burdeos, Saint-Émilion y la Borgoña.

    

Suelo decir que planeando todo con mucha anticipación se puede viajar por todo el mundo sin que sea excesivamente caro.  Por ejemplo, reservamos nuestro viaje en crucero por el Mediterráneo en diciembre del 2010, y lo fuimos pagando poco a poco hasta finales de abril, con lo cual el golpe no se sintió tan fuerte.  No obstante, mi traslado a la Borgoña remodeló nuestros planes para finales de año, aunque también abrió muchas puertas.  Mi francés ha mejorado significativamente y ahora conozco una región francesa famosa por su mostaza (de Dijon) y su vino, la cual no sabría decir en que otro momento hubiese conocido.  También fue por ello que fuimos a la fiesta de las luces de Lyon.  Ahora nos estamos planteando regresar el próximo año, pues nos gustó mucho.

Y ahora, es momento de pensar en qué hacer en el 2012.  Pronto publicaré otra entrada, similar a la de mis viajes soñados, escrita en los albores del blog, pero con un giro de tuerca.  Como no creo que pueda cumplir ninguno de esos viajes soñados y mi lista no ha cambiado mucho, reflexionaré sobre los lugares que me gustaría y creo que podría visitar el próximo año.  Mientras tanto, tus anécdotas de los viajes que más te gustaron este año podrían ayudarnos a elegir algún destino del 2012.  ¡Compártelas en los comentarios!