Top 10 – Mis experiencias favoritas
Top 10 – Mis experiencias favoritas
En los ocho años que viví en Madrid, y he de admitir que sobre todo gracias a las muchas ganas de conocer el mundo que me ha inspirado Carlos, visité sitios preciosos que han dejado una huella indeleble en mi memoria. A continuación comparto con ustedes algunos de esos recuerdos:
1. El castillo de Neuschwanstain visto desde el puente de María (Marienbrücke): En San Valentín del 2010 Carlos me llevó por sorpresa a la región de Baviera, a conocer el castilllo de Neuschwanstain, construido por Ludwig II y en el que se inspiró Walt Disney para diseñar el famoso castillo de la Bella Durmiente en Disneyland.
2. Batu Ferringhi desde el aire: Batu Ferringhi es una hermosa playa ubicada en la isla de Penang en Malasia. Aquí tuve la oportunidad de practicar parasailing por primera vez en mi vida. Tras pasar el miedo inicial debo decir que la sensación de libertad es increíble, todo temor desaparece y las preocupaciones se desvanecen y el agua estaba tan clara que desde el aire podíamos ver las medusas (aguamalas) que como campanas flotantes, nadaban hacia la playa.
3. La inmensidad del mar desde un banco de arena en San Blas: San Blas es un archipiélago del caribe panameño formado por 365 islas y que constituye el hogar de la comarca indígena de Guna Yala. Es uno de los tantos sitios especiales de mi país y donde viví una de las mejores experiencias que atesoro en mi memoria. La imagen la conforman la inmensidad del mar abierto en calma y yo de pie, en medio de un banco de arena finísima y rodeada de estrellas de mar de todos los colores. ¡Simplemente alucinante!
4. La vista desde los jardines de Chambord: Siendo éste mi segundo castillo en el top 10 de lugares favoritos, se podrán imaginar que me declaro una eterna admiradora de este tipo de edificaciones. Supongo que el aura de romanticismo y de misterio que los rodea son los detonantes de mi admiración. En octubre del 2009, tuve la dicha de participar en un tour por algunos de los castillos del Loira en Francia, y no puedo más que decir que quedé enamorada. De todos los visitados mi castillo favorito es el de Chambord cuya escalera de doble hélice, posiblemente diseñada por Leonardo Da Vinci y su arquitectura tan exquisita constituye uno de los más conocidos en el mundo. Aunque admito que mi parte favorita no fue el entrar al castillo en sí, sino rodearlo, recorrer sus jardines, acercarme poco a poco sin perderlo de vista, llenarme de sus detalles y admirar su majestuosidad. ¡Quién pudiese transportarse en el tiempo y ver por un instante la vida en aquel recinto!
5. Un paseo a la luz de la luna por el desierto: Recorrer una ínfima parte del gran desierto del Sahara a lomo de un camello y bajo el faro de la luna llena es una experiencia sublime. Sentir que tu caravana es la única que avanza sobre la arena y que nada ni nadie puede alterar ese momento mágico, es ¡simplemente extraordinario! Cierro los ojos y aún veo la imperturbable inmensidad del desierto, siento la arena levantada por el viento juguetear con mi cuerpo, percibo el olor del aire fresco que transforma la noche y me deleito con el misticismo y la grandiosidad de las dunas.
6. El Matterhorn visto desde Zermatt: Las navidades del 2009 fueron especialmente blancas y felices para mí. Entre algunos amigos, alquilamos una pequeña cabaña en la comuna suiza de Zermatt, desde la cual se divisaba en todo su esplendor el Matterhorn o Monte Cervino, una de las montañas más conocidas de los Alpes y que sirvió como inspiración para diseñar el envase del chocolate Toblerone. Una blanca navidad, buena compañía y un paisaje espectacular ¿qué más puedo pedir?
7. La ciudad amurallada de La Alhambra: Sus jardines, su historia, su ubicación, la delicadeza de los tallados que la visten, el aire nostálgico que en ella se respira, su forma tan exquisita y hasta mágica de conjugar arte y naturaleza. Realmente me es complicado explicar el torbellino de emociones que despierta en mí esta antigua fortaleza nazarí, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1984 y nominada a formar parte de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, ¡es una lástima que no saliese electa!
8. Las cuevas de Saint Michael en Gibraltar: De origen calcáreo, esta red de cuevas ubicadas en lo alto del sistema rocoso de Gibraltar conforma un manjar de formas y colores para mis sentidos. Pensar que esta sucesión de estalactitas y estalagmitas formadas a partir de diminutas gotas de agua filtradas entre las rocas, ha tardado miles de años en forjar esas formas caprichosas y aleatorias que hoy nos deleitan. Definitivamente es un espectáculo visual digno de apreciar que la naturaleza comparte con nosotros y que estoy feliz de haber podido ver.
9. La Fête des Lumières (Festival de las Luces) en Lyon: El recuerdo de este festival tiene reservado un sitio especial en mi memoria. Luces, colores, sonidos y pirotecnia son los ingredientes principales de esta gran fiesta que se celebra alrededor del 8 de diciembre todos los años en las calles lionesas y donde locales comerciales, plazas, parques y fachadas de edificios se convierten en lienzos que reflejan maravillosas obras de arte.
Se dice que su origen se remonta a la Edad Media, cuando consagran la ciudad a la Virgen María para que la protegiese durante la plaga de la peste. Tras su paso y en agradecimiento, los lugareños iluminaron las fachadas de sus casas, colocaron velas en grandes vasos de colores y salieron a la calle a gritar himnos a la Virgen, acto que se repitió año tras año hasta convertirse en una tradición popular que sobrevive hasta nuestros días.
10. Los jardines del Príncipe de Aranjuez en otoño: Aranjuez es un municipio de Madrid, declarado Real Sitio de la Corona de España por Felipe II en 1560 y famoso, entre otras cosas, por su Palacio Real y por haber inspirado al compositor Joaquín Rodrigo para su célebre concierto de Aranjuez. Sin embargo, mi mejor recuerdo de Aranjuez no son sus estructuras o su música, sino sus jardines, más específicamente, el Jardín del Príncipe captado en todo su esplendor durante el otoño. Este fue el sitio donde dicha estación cautivó mi corazón. El caminar en medio de aquella cama de hojas, verlas caer con cada suspiro del viento; era como estar en medio de una ciudad dorada, de un mundo dentro de otro mundo y cuya estampa permanece intacta en mi memoria.
Debo aclarar que el orden en que están listados los sitios no representa en medida alguna mi nivel de preferencia, todos han dejado una marca en mí y sin temor a equivocarme, recomiendo visitarlos porque ¡sé que les van a encantar!
Y tú, ¿conoces algún sitio especial que te gustaría compartir con nosotros?